sábado, 26 de diciembre de 2009

Acuerdo Secreto

En el año 1,994, Kei Wakaizumi publicó un libro de memorias en donde revelaba la existencia de un acuerdo secreto firmado por los gobiernos de EE.UU. y Japón, en este caso Richard Nixon por Estados Unidos y Eisaku Sato, a la sazón Primer Ministro, por Japón. Wakaizumi, ex-funcionario del Gobierno Japonés y enviado especial del Primer Ministro que tuvo bajo su responsabilidad las negociaciones para la devolución de la isla de Okinawa y que se hizo realidad en 1,972, confiesa que una de las condiciones exigidas por el gobierno de Nixon era que Japón permitiera el almacenamiento o el pase libre de armas nucleares en Okinawa. Al momento de hacer públicas sus memorias, Wakaizumi no pudo probar con documentos la existencia de ese acuerdo.
En esta última semana, el segundo hijo del ex- Primer Ministro Eisaku Sato llamado Shinji Sato, divulgó en los medios una copia de esta Acta Secreta. En este documento inclusive se señalan los posibles lugares donde iban a almacenarse dichos artefactos nucleares: Kadena, Naha y Henoko, y así consta en la copia de Acta publicada en el diario Asahi Shinbun y de donde he recogido la información.
Este documento tiene como fecha el 19 de Noviembre de 1,969.
Si bien en dicha Acta se hace hincapié de que esta solicitud del gobierno norteamericano se pondría en práctica sólo ante una posible " emergencia de guerra", se puede pensar que no sería raro que en estos momentos Okinawa sea ya un almacén de armas nucleares, y en el contexto de hoy en que EE.UU. presiona en forma prepotente al Gobierno Japonés para que se mantenga el statu quo en cuanto a las bases militares americanas acantonadas en esta isla. Por este motivo la publicación de esta Acta va a tener un fuerte impacto dentro de la población de la isla, que como todos sabemos está en continua lucha para la erradicación de estos enclaves militares fuera de las islas que conforman este Archipiélago.

Hiroyuki.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Justicia y Democracia.

Las noticias que más resaltan en la prensa peruana son las que se refieren a hechos criminales cometidos por la delincuencia común. Pero estos delitos también se entremezclan con revelaciones casi diarias de actos de corrupción en donde los protagonistas son los políticos de turno tanto del gobierno como de la oposición. En esta oportunidad quiero abordar un hecho que se difundió rápidamente entre la ciudadanía; se trata de la denuncia sobre la posible existencia de un escuadrón de la muerte conformado por policías, que estaría operando en la ciudad de Trujillo y cuyo objetivo es el de perseguir y asesinar a delincuentes que asolan a esta región. Esta revelación ha levantado polvareda y es así que muchos personajes políticos y no, así como expertos y criminólogos han salido a dar sus puntos de vista. En líneas generales, todos dicen lo mismo: culpan a la policía, a los alcaldes, a los gobiernos regionales etc.; pero muy pocos involucran al Poder Judicial como uno de los principales responsables de esta grave situación, de ser cierta. Sin embargo, la opinión de los ciudadanos de a pie, en su inmensa mayoría es de apoyo a este supuesto escuadrón y hay unanimidad que el poder judicial es el principal responsable del aumento de la criminalidad. Lo más alarmante es que estos mismos encuestados piden que se formen más de estos supuestos escuadrones como la única manera de acabar o de controlar la delincuencia.
El Poder Judicial es, después del Congreso, el organismo estatal más desprestigiado. Es urgente que el Gobierno tome la decisión política de hacer una razzia en este Poder del Estado y expulsar a los corruptos e incapaces. No es justo que delincuentes y criminales avezados, con amplio prontuario, tengan carta libre para seguir delinquiendo gracias al respaldo del Poder Judicial. Los ciudadanos que trabajan, se esfuerzan, pagan sus impuestos y respetan las leyes no pueden tener menos derechos y garantías que aquellos que roban, extorsionan y asesinan. Un estado que sobrevalora los derechos de los criminales en detrimento de los ciudadanos decentes no merece llamarse un estado democrático.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

¿Hasta cuando?

El Presidente estadounidense Obama ha dispuesto el envío de 30,000 soldados más a Afganistán, sumados a los 70,000 que ya están acantonados en este país, sin contar con los aproximadamente 30,000 hombres que aportan sus aliados; pero hay más, Obama ha solicitado a la OTAN que colabore con el envío de por lo menos 10,000 soldados más, pero los socios se han mostrado reticentes. Esta guerra de agresión e invasión, promovida e iniciada por los EE.UU. es desde ya, un rotundo fracaso para los intereses norteamericanos, y es que según encuestas realizadas entre ciudadanos estadounidenses, más del 50% de los encuestados se oponen a un aumento de tropas en Afganistán y ven difícil una salida airosa de este conflicto.
Lo real y tangible, la cuestión de fondo, es que los sucesivos gobernantes norteamericanos han utilizado pretextos y sinrazones para crear y crearse enemigos gratuitos y bajo argumentos tan pueriles como el de brindar seguridad al mundo, atacan, invaden y saquean países que han tenido la osadía de reclamarles respeto y la no intromisión en sus asuntos internos. Pero es que Estados Unidos, a diferencia de la mayoría de países que tienen como fuente de desarrollo actividades tan comunes como la industria automovilística electrónica, turística, petrolera o la agricultura y ganadería etc. etc., Estados Unidos, repito, vive de la guerra, de la industria bélica y conexos. Sin ella, este país estaría en la ruina económica.
En estos momentos que Norteamérica sufre una gravísisma crisis económica y de la cual no puede salir, representa un peligro para la paz mundial. El mundo debe estar atento y no caer en su juego.
Recuerden nomás la época de la gran depresión de 1932 en la que EE.UU. no logró su recuperación económica hasta que se involucró en la segunda guerra mundial. Hoy, EE.UU. está desesperado por que se inicie un conflicto armado en cualquier lugar del mundo, ya sea al Medio Oriente, Asia o Latinoamérica; la carrera armamentista iniciada en Sudamérica no es para tomarla a la ligera. De la bonanza de la industria bélica norteamericana depende el bienestar de esta nación.
Alpha-Alberto.