domingo, 27 de septiembre de 2009

Inmigración: Ida y Vuelta (1)

Este año se conmemoran los 110 años de la llegada de los primeros inmigrantes japoneses al Perú. Este primer grupo de pioneros llegó a bordo del "Sakura Maru" que tuvo como punto final de viaje el Puerto de Cerro Azul en Cañete. En este lugar desembarcaron 790 inmigrantes que fueron contratados para desempeñar labores agrícolas, iniciándose a la vez la integración racial y cultural que en sus primeras épocas fue muy lento, pero que en la actualidad es muy activo y dinámico. A lo largo de este proceso que se inicia desde la llegada de los primeros migrantes, pasando por su adaptación a una nueva sociedad y su posterior consolidación como una colectividad muy laboriosa, estudiosa y honesta, se han intercalado etapas muy duras y penosas como por ejemplo la persecución contra ciudadanos japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de esta traumática experiencia vivida por los migrantes, el proceso de inserción de éstos en la sociedad peruana ha sido muy positivo y beneficioso. La presencia de los nikkei en todas las actividades del quehacer nacional, tanto en el ámbito profesional, empresarial y político así como en el deportivo, artístico e intelectual es muy reconocida y valorada por la comunidad en general.
La crisis económica y el problema del terrorismo que azotaron simultáneamente a la nación peruana por una parte y por otro lado el crecimiento de la burbuja económica en Japón y su demanda de mano de obra, trajeron como consecuencia que se inicie el proceso inverso de migración, o sea de Perú hacia Japón. Fue así que a fines de los años 80 empezaron a llegar los primeros inmigrantes nikkei latinoamericanos al país de sus ancestros. En este punto quiero incidir en un detalle muy importante de este proceso migratorio; y es el siguiente: cuando los inmigrantes japoneses fueron al Perú, sabían de antemano que iban a llegar a un país del cuál no sabían nada, ni las costumbres, ni el idioma; prácticamente era una aventura que tenía muchos riesgos y ellos la asumieron. En cambio, los nikkei que arribaron a Japón en esta oportunidad, creyeron equivocadamente, que era la vuelta del hijo pródigo o, más exactamente la del sobrino o nieto pródigo; pero la realidad que encontraron fue diferente a lo que ellos esperaban. Para los japoneses no éramos la sangre que un día hace cien años partió a recorrer el mundo en busca de un futuro mejor y que pasado este tiempo retornaba, si bien en otros cuerpos, pero al fin y al cabo, la misma sangre y los mismos genes. (Continuará.......)
Hiroyuki.